Como ese amor lejano que se idealiza al infinito, volver a España despues de casi dos meses fuera tiene la ventaja de disfrutar de los primeros momentos. La lagrimilla que se te sale cuando en el avion de Air Nostrum te ponen una tortilla de patata y una Mahou no tiene precio. Y que luego te vengan a buscar y te lleven a la fiesta de Motorola España en el Circulo de Bellas Artes hasta altas horas, hace que uno se ponga melancolico y le entre el mal du pays que dicen mis coleguillas gabachos…
Jeje… visto como se lo gastan los de aqui comparado con las cutri-fiestas que montan los de Toulouse… nada que ver. Pero bueno, en España siempre hemos sido mas exagerados y nos gusta celebrarlo todo a lo grande ¿no?
Ducha, cafe, bus y metro… y a hacer fotos, que es lo que toca.